En una temporada llena de incertidumbres, la victoria de los Boston Celtics en el campeonato de 2024 demostró que renovar los contratos de supermax de Jayson Tatum y Jaylen Brown fue una decisión acertada. Ambos jugadores fueron piezas clave en el éxito del equipo, llevando a los Celtics a su primer título desde 2008. Sus impresionantes salarios de $34.8 millones para Tatum y $49.2 millones para Brown son un claro reflejo de la confianza que la organización tiene en sus habilidades.
Sin embargo, estas extensiones han suscitado dudas sobre la flexibilidad financiera futura de los Celtics. Los enormes contratos de Tatum, de seis años y 348.8 millones de dólares, y de Brown, de cinco años y 285.4 millones, ejercen una presión significativa sobre la nómina del equipo. Aunque merecidos, el costo a largo plazo de estos contratos podría presentar desafíos a la franquicia en el futuro.
Con el nuevo Convenio Colectivo de Trabajo (CBA) de la NBA, que refuerza las reglas sobre el tope salarial, el mantener a Tatum y a Brown puede convertirse en un obstáculo financiero para los Celtics. Las medidas punitivas del impuesto al lujo están diseñadas para evitar que los equipos superen el límite. Esta situación obligará a Boston a tomar decisiones difíciles en los próximos años.
Si bien ambos jugadores son piezas fundamentales del equipo, atar más del 60% del tope salarial a dos jugadores puede tener consecuencias a largo plazo. A pesar de su talento y rendimiento, las restricciones financieras podrían limitar la capacidad de los Celtics para mantener una plantilla competitiva en el futuro.
Eric Pincus, de Bleacher Report, señaló que el potencial de arrepentimiento de los Celtics por estos acuerdos es bajo, lo cual refleja el dominio actual del equipo. Aunque un campeonato consecutivo estaría al alcance, las estrictas reglas del nuevo CBA podrían obligar a Boston a replantear su estrategia financiera en el futuro.
Los Celtics podrían verse en la tesitura de tener que desprenderse de una de sus estrellas si la carga financiera se vuelve demasiado pesada. Aunque sería doloroso, podría ser necesario para mantener la competitividad del equipo a largo plazo. El verdadero dilema no radica en pagarles lo que valen a Tatum y Brown, sino en la difícil decisión de prescindir de uno de ellos para garantizar la profundidad y la flexibilidad de la plantilla.