La temporada baja de los Golden State Warriors ha sido una montaña rusa de emociones. Después de dos años desde su último campeonato, el equipo ha experimentado cambios significativos que podrían marcar el final de una era para la franquicia.
El veterano alero Klay Thompson ha dejado el equipo después de 13 años para unirse a los Dallas Mavericks, lo que ha impactado profundamente en la identidad del equipo. Además, la salida de jugadores clave como Chris Paul, Usman Garuba y Dario Saric ha dejado un vacío en el roster de los Warriors.
Pero no todo ha sido negativo para Golden State en esta pretemporada. La adquisición de jugadores como Kyle Anderson, Buddy Hield y De’Anthony Melton podría darle al equipo un impulso necesario para la próxima temporada. La extensión del contrato de Stephen Curry también asegura la continuidad del líder en el equipo.
El interés de los Warriors en hacer movimientos importantes no pasa desapercibido. Se rumoró que el equipo buscaba reclutar a estrellas como Lauri Markkanen y Paul George, aunque finalmente no se concretaron esas negociaciones. La incertidumbre rodea al equipo, con la posibilidad de un último gran movimiento antes del inicio de la temporada 2024-25.
Después de no alcanzar los playoffs la temporada pasada, los Warriors se encuentran en una encrucijada. El futuro de la dinastía de los Warriors con Curry, Draymond Green y Steve Kerr como entrenador es incierto. ¿Podrán aprovechar al máximo la ventana de campeonato que les queda? La respuesta a esta pregunta está en el aire, pero una cosa es segura: los Warriors no se rinden fácilmente y seguirán luchando por mantenerse en la cima de la NBA.