En la historia de la NBA, los Boston Celtics de los años 90 podrían haber sido recordados de manera muy diferente si dos de sus estrellas más brillantes, Len Bias y Reggie Lewis, no hubieran fallecido prematuramente. Estos dos jugadores tenían el potencial de alterar significativamente el legado de Michael Jordan y los Chicago Bulls en esa década.
Len Bias, una leyenda del baloncesto universitario, era conocido por su dominio en la Universidad de Maryland. Con su impresionante combinación de altura, atletismo y capacidad de anotación, Bias fue comparado con el mismísimo Michael Jordan. Su selección en el segundo puesto del Draft de la NBA de 1986 por los Celtics generó altas expectativas, viéndolo como el sucesor de Larry Bird. Sus actuaciones en la universidad lo destacaron como un jugador excepcional, y la idea de verlo liderando a los Celtics en los 90 era emocionante.
Por otro lado, Reggie Lewis, seleccionado en el draft de 1987, era una estrella en ascenso con promedios de más de 20 puntos por partido en sus últimas temporadas. Se esperaba que tomara el papel de líder de los Celtics cuando Bird y McHale se retiraran. Su muerte prematura en 1993 a causa de una afección cardíaca devastó a la organización de los Celtics y truncó su prometedora carrera.
La muerte de Bias en 1986 tras una sobredosis de cocaína conmocionó al mundo del deporte, mientras que la de Lewis en 1993 dejó a la franquicia sin uno de sus futuros líderes. Ambos tenían el potencial de llevar a los Celtics a competir contra los grandes equipos de la época como los Bulls de Jordan y los Rockets de Hakeem Olajuwon.
Si Bias y Lewis hubieran unido fuerzas con las estrellas veteranas de los Celtics, la historia de la NBA podría haber sido muy diferente. Boston podría haber desafiado el dominio de los Bulls en la Conferencia Este y haberse convertido en uno de los equipos más exitosos de los 90. La presencia de Bias en la franquicia habría atraído talento a través de intercambios o agentes libres, manteniendo a los Celtics en la cima de la liga y creando uno de los escenarios más intrigantes en la historia del baloncesto. Sin duda, la ausencia de estos dos jugadores talentosos dejó un vacío en la trayectoria de los Celtics y en el legado de Michael Jordan en los años 90.